
La construcción sostenible está ganando importancia a nivel global, impulsada por la necesidad de reducir el impacto ambiental de nuestros edificios y promover un diseño más eficiente. Dentro de las estrategias de sostenibilidad, los techos verdes se han consolidado como una herramienta clave, no solo para mejorar la estética urbana, sino también para optimizar el confort térmico y reducir el consumo energético. Estos sistemas, que incorporan vegetación sobre una cubierta, ofrecen una amplia gama de beneficios que los hacen atractivos para proyectos que buscan obtener certificaciones reconocidas como LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) o BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Method).
La integración de techos verdes en el diseño de un edificio impacta directamente en su puntuación de sostenibilidad. Tanto LEED como BREEAM, dos de las certificaciones más prestigiosas a nivel internacional, reconocen y premian la implementación de estos sistemas, asignando puntos específicos en función de diversos criterios relacionados con su diseño, instalación y mantenimiento. Comprender cómo contribuyen los techos verdes a estas certificaciones es fundamental para arquitectos, ingenieros y promotores que aspiran a construir edificios más responsables con el medio ambiente.
Tipos de Techos Verdes y sus Beneficios
Existen dos tipos principales de techos verdes: los techos extensos y los techos intensos. Los techos extensos son aquellos con una capa de sustrato vegetativo delgada y un bajo mantenimiento, generalmente cubiertos con musgos, líquenes y hierbas bajas. Proporcionan aislamiento térmico, reducen la escorrentía de agua, mejoran la calidad del aire y contribuyen a la biodiversidad urbana. Por otro lado, los techos intensos son más complejos, con una capa de sustrato más gruesa y pueden soportar plantas más grandes, como arbustos, árboles y flores.
Estos techos intensos pueden incluso funcionar como pequeñas jardines, ofreciendo espacios verdes para la recreación y la producción de alimentos. La elección entre ambos tipos dependerá de las necesidades y el uso previsto del edificio, así como de los recursos disponibles para su mantenimiento. Independientemente del tipo, ambos beneficios contribuyen significativamente a la eficiencia energética y al confort interior, elementos cruciales para la obtención de puntos en certificaciones como LEED o BREEAM.
Impacto Térmico y Eficiencia Energética
Uno de los principales argumentos a favor de la implementación de techos verdes es su impacto positivo en la temperatura ambiente. La vegetación actúa como un aislante térmico, reduciendo la transferencia de calor entre el edificio y el exterior. En verano, la evapotranspiración de las plantas ayuda a enfriar la superficie del techo y el aire circundante, disminuyendo la necesidad de aire acondicionado.
En invierno, la capa de vegetación atrapa el calor, creando un efecto invernadero que contribuye a mantener una temperatura interior más confortable. Esta reducción de la demanda de energía para calefacción y refrigeración se traduce en un menor consumo de combustibles fósiles y una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los sistemas de gestión energética de los edificios se benefician enormemente de esta característica.
Contribución a la Certificación LEED y BREEAM

Tanto LEED como BREEAM otorgan puntos específicos por la instalación de techos verdes, valorando su impacto en diferentes categorías. En LEED, por ejemplo, se premian los proyectos que alcanzan un nivel de certificación más alto por incorporar techos extensos o intensos. La asignación de puntos varía según el tipo de techo, la superficie cubierta y el tipo de vegetación utilizada.
BREEAM, por su parte, también establece criterios de evaluación rigurosos para los techos verdes. Se evalúan aspectos como la sostenibilidad de los materiales, la gestión de aguas pluviales y la biodiversidad que el techo puede promover. La documentación del proyecto debe ser completa y precisa para demostrar el cumplimiento de estos requisitos.
Mantenimiento y Sostenibilidad a Largo Plazo
Para que los techos verdes cumplan su función de manera óptima, es fundamental un plan de mantenimiento adecuado. Esto incluye la fertilización regular, el control de plagas, el riego (especialmente en los techos intensos) y la limpieza de la superficie del techo. Implementar un programa de mantenimiento proactivo asegura la longevidad y la salud del techo, maximizando sus beneficios.
Es importante considerar también el ciclo de vida completo del techo, desde la selección de materiales sostenibles hasta su eventual reemplazo. Optar por materiales duraderos y de fácil mantenimiento contribuye a la sostenibilidad a largo plazo del proyecto. Además, la integración de sistemas de recolección de agua de lluvia, si se utiliza en el techo, puede reducir aún más el consumo de agua.
Conclusión
Los techos verdes se han convertido en una herramienta esencial para la innovación en la construcción sostenible, demostrando un impacto significativo en el rendimiento energético de los edificios y en la calidad de la vida urbana. Su contribución a la obtención de certificaciones como LEED y BREEAM es innegable, impulsando la demanda de edificios más eficientes y respetuosos con el medio ambiente.
La creciente concienciación sobre los beneficios ambientales y económicos de los techos verdes, junto con la evolución de las normativas y los sistemas de certificación, auguran un futuro prometedor para estas soluciones. Al integrar techos verdes en el diseño de nuestros edificios, podemos crear entornos más saludables, confortables y sostenibles para las generaciones venideras.